Entrevista a Alberto Moreno + Libro íntegro

Por Cristian Rodríguez.

 

Sobre la poesía y otros textos

Todo debe escribirse, desde la filosofía hasta las ciencias más duras, ninguna existe sin una narrativa, sin un catálogo de símbolos y relatos, con sus escuelas, sus batallas internas grandes y pequeñas, sus huestes de ídolos, proscritos y excomulgados. Para mí, todo es literatura. El punto x, el enigma, la alquimia, es que la poesía las contiene a todas ellas.

 

Años de formación

El 2007 es cuando publico el primer libro, Graves Inconvenientes, con Mosquito editorial, del querido Cristian Cottet. En los años 90 estudié primero sociología y luego antropología, me casé muy joven y me fui de la casa familiar a los veinte, llegó la vida en pareja, el primer hijo. En esa época leía todo lo que me llegaba a las manos, también buscaba libros en todas partes, me obsesioné con eso de las primeras ediciones, los libros inencontrables, también ejercí de vendedor de libros, al menos todos los años que duró la universidad. Aprendí ese oficio. En paralelo terminé la carrera de antropología, me titulé, y eso me dejó un aprendizaje con el género referencial de la escritura, las entrevistas, las historias de vida; conversar, grabar, transcribir. Tuve buenos maestros y así conocí los primeros trabajos como corrector, y luego como editor. Participé en publicaciones variadas sobre antropología y sociología como ayudante de investigación, con ejes en el desempleo, las llamadas “narrativas juveniles”, pobreza y marginalidad urbana, etc. fueron años de aprender el ejercicio de la disciplina, era mi trabajo. Seguía leyendo y escribiendo. Con el primer libro, y desde entonces, se abren caminos paralelos entre las ciencias sociales, la literatura y la poesía, las editoriales, las publicaciones, ruta que sigo hasta hoy. He formado parte de tres editoriales. De algún modo, siempre estoy vinculado a nuevos proyectos de libros, revistas, y así, en medio de todo eso, va surgiendo la obra propia.

 

Los poetas de los noventa

Por lo que he visto, por lo que he compartido, la mayoría de los poetas no se adscriben a movimientos, ni hablan de eso, sino que se vive una orgánica de pequeños grupos de afinidades, de amistad y apoyo mutuo. 

No me siento parte de una generación, pero eso no significa ni más ni menos; al momento de escribir, la materia prima es el lenguaje, las palabras, el cara a cara con el silencio. Uno trabaja igual, cultiva sus proyectos, edita sus libros, recibe y brinda apoyo, y eso es fruto del trabajo creativo, pero también de la profundidad de las relaciones humanas que tejemos. De todo eso, algo queda.

 

La literatura en formato digital

Apoyo eso, y sabemos que da buenos resultados, lo he visto como editor responsable de la nueva revista Simpson 7, de la Sociedad de Escritores de Chile, que es digital desde 2016, y es un aporte sin dudas. Se retoma una larga tradición literaria. No se imprime, es cierto. Sin embargo, llega a miles de lectores y en todas partes. Esto provoca una variación bastante notable del concepto, o idea, de “compartir con los amigos”. Basta enviar un correo y pueden llegar cosas impensadas poco tiempo atrás. Cómo no va a ser feliz recibir vía digital una obra original de los poetas de La Mandrágora, en sus ediciones tan cuidadas y experimentales, tener acceso al trabajo tipográfico y estético de las viejas imprentas, los diseñadores que innovaron y llevaron a otro nivel la edición literaria. Ahí está Memoria Chilena, que es un tesoro, donde cada cual puede ir y descubrir. Esa es la cara positiva de la técnica, donde está plasmado el trabajo y la pasión de muchas personas y es nuestra historia también. ¿Cómo oponerse? Si hablamos de oportunidades y de abrir puertas cerradas, tenemos esas herramientas a la mano. El resto es calculo pequeño y egotismo.

 

Las redes sociales

Sobre la otra cara de la técnica, entendida como tecnologías y RRSS, ahí veo problemas graves, que no es el lugar para discutir, pero soy crítico de eso, ver cuánto se ha empobrecido la cultura, cuánto se ha extraviado el sentido común de viejos y jóvenes por la omnipresencia de los teléfonos inteligentes, las cámaras, Facebook, Twitter, y toda esa hoguera de las vanidades. La gente camina por las calles hablando sin parar, tomándose fotos y videos a cada paso. Es muy triste

 

¿Cambia la literatura en pandemia?

Antes del encierro forzoso, estaba en un proceso creativo por dos obras. Una que debía cerrar pues tenía pendiente la revisión final y la publicación desde el 2018. La terminé, llegó la cuarentena, el toque de queda, las restricciones de todo tipo, el pánico, etc. Ahí decido que Antes del fin sea digital, para no seguir esperando más y más. Entonces respondo que sí, al menos en lo formal hubo un cambio, porque antes primero era el impreso, la presentación del libro, ese especial y viejo ritual donde el autor se reúne con los amigos y camaradas de oficio, y vende 30 o 50 libros de una vez… cosa que jamás se repite. Y meses después, o años después, venía la decisión de poner a circular la versión digital. Ahora fue inverso.

Yendo al fondo, a la escritura, no veo mayor cambio, pues ya había tomado la opción de sacar estos libros en el 2020. Sí, evidencio cambios en otro nivel de registro, en la vida pública y política. Ahí comenzamos, con amigos, a realizar entrevistas, miniensayos de protesta o resistencia, y ahora mismo, una antología poética sobre los procesos vitales durante el encierro. Como muchos, he querido probar alguna forma de respuesta a esto que nos pasa… no quedar mudo. Cuando la dinámica del control se salió de control. Ver a militares boinas negras en las calles, eso es violencia pura; asistir al espectáculo mediático donde la clase política y empresarial “descubre” que la pobreza en Chile no es cosa del pasado, en fin. Ante toda esa manipulación programada y articulada desde el poder y que genera miedo y desconfianza, bueno, las cosas cambian, han cambiado, y creo que sería muy extraño sentirse al margen de tales hechos inesperados y lamentables.

La gobernanza del miedo y del control biopolítico, del que por años se conversó tan cómodamente en los salones de la academia y en los foros de las buenas intenciones, bueno, eso se resquebrajó, se rompió, y acaba de pasar… mejor dicho, está pasando ahora mismo. Nadie sabe dónde ni cuándo terminará esto, pero se extravió la cordura, qué duda cabe. Es el hecho social -global- más significativo desde la guerra fría. Ahora se viene la guerra por las vacunas entre los gobiernos ricos y las grandes farmacéuticas. La literatura y las artes no están al margen de su época, ya veremos con el paso del tiempo qué surge y cómo leeremos esta irrupción. El cine ya lo prefiguraba desde hace años.

 

La literatura y lo visual

Tengo una gran afición por la pintura, la fotografía, y otras formas afines. Entonces es muy difícil -cuando no imposible- separar las cosas y dejar fuera lo visual en tu escritura. Además, suele ocurrir que una cosa va de la mano con la otra: arte, poesía, música, por mencionar lo que más quiero. Es un flujo, un continuo. No hay cómo separar esas fuentes de inspiración y goce estético. Nada está al margen en el proceso creativo, todo te apasiona o nada te apasiona. Cuando esa curiosidad entra en tu cabeza y luego se mete bajo la piel, ya está, queda allí, y se multiplica, crece, ramifica. Trato de no sobrecargar la página, de no agotar con imágenes, también hay que ser cuidadoso , pero creo que, si es un proceso de lenguaje bien logrado, uno lo agradece como lector. 

 

Enrique Lihn

Creo que la poesía de Lihn sostiene todo su quehacer creativo. Hace poco estuve dándole vueltas a ese punto y redacté un escrito donde pude observar que su producción fue hiperabundante y en múltiples estilos. Poesía, novela, cuento, ensayo literario, crítica de arte, guiones para teatro, comic, género epistolar, entrevistas y conversaciones; extensas conversaciones. Su libro con Pedro Lastra es el que más ediciones tiene. Lihn fue un gran conversador. Dentro de ese acervo que nos legó, para mí resulta medular la poesía, toda su poesía. Conocer relativamente bien la obra de un autor brillante es complejo.

No correr el bulto, no evitar o evadir la decadencia social, ni la suya propia, cada vez que correspondía. Estar con las antenas abiertas a todo, ese oficio del día a día, esa imaginación literaria que no descansa, es su legado contra el tedio y la mediocridad. Siento que su influencia en mi escritura es feliz. Me conmueven la precisión en el uso del lenguaje, su relación con las palabras es quirúrgica, sin dejar de lado la ironía o la sutileza. Cuando te habla de Rimbaud, basta un poema breve y deja una impronta, un estigma, de quien fuera el mayor experimentador de su época. O el reflejo de una ciudad en un viaje que no olvidarás.

 

Presente y futuro

Ahora estoy preparando dos libros: Quebrado y Debajo está el gusano, que espero presentar este año, primero en digital y luego impresos en un sólo volumen. Mantengo la pasión por el libro físico. Algo curioso de este momento frente al libro, es que se edita e imprime mucho más que antes; junto a las grandes marcas internacionales existen cientos de editoriales pequeñas, estas sacan libros de muy buena factura y venden a buenos precios, tienen presencia barrial, llegan a más lugares y a espacios diversos. Esto nos dice que el libro sigue ahí, y pereciera que no va a desaparecer como algunos auguraron diez o veinte años atrás.   

 

Descargar Antes del fin

 


Alberto Moreno es poeta y antropólogo. Vive en Santiago. Ha publicado: Antes del fin, 2020, Las tentaciones de Penélope; Pretextos para los días, 2015, Crann Editores; Espejismo y circunstancias, 2012, Comuna Literaria; Falsos pasos, Ventana abierta, 2010; Graves inconvenientes, 2007, Mosquito Comunicaciones, además de artículos, presentaciones y reseñas sobre poesía. Desde el 2016 es editor de la nueva revista Simpson7 de la Sociedad de Escritores de Chile, SECH, y es parte del equipo de Crann-Editores.