Polvos Rosados, de Markos Quisbert (Por Ricardo Herrera Alarcón)
La retórica de la crudeza le resulta a Quisbert. Su ojo voyerista permite filtrarse en la realidad, presenciar escenas clandestinas donde abunda la enfermedad y la droga. De eso escribe: del desamparo y de los actos cotidianos despojados de todo heroísmo y afán de posteridad. Del vicio de ser y desaparecer, sin que nadie lo note. Del instante donde siempre importan más los sentidos y donde la piel es anterior a la razón en medio de ese show que tanto se ama.
El autor ha señalado que sus poemas son cámaras que graban a personajes anónimos mientras actúan sus performances cotidianas: viejos que fuman –elegantemente– pasta base, o encuentros eróticos casuales. El garbo con el que se desenvuelven parece venir de un glamour decolorado, de unas luces y poses que alguna vez encandilaron a otros y que todavía parecen avivar la llama. Tras la apariencia de su decadencia, existe un erotismo que siempre es transgresión de la moral, violencia y goce, pero también fragilidad y casi ternura. Por eso estas escenas nos parecen más cercanas de lo que nos gustaría reconocer: el discreto encanto de una vida en los extramuros, la manifestación de un deseo que, pese a los años y la pobreza, se prolonga en el tiempo.
Los textos de Polvos Rosados se pueden leer como nanometrajes que siempre inclinan la balanza a favor de una reivindicación –no militante– de ese eros que es contaminación y desgaste. Es cierto que Markos Quisbert nos entrega estas imágenes que son patrimonio de todos y en las cuales, desde el más vil hasta el simple ciudadano se pueden reconocer. Pero más cierto es que sus poemas se han convertido en piezas inconfundibles de una poética que tiende a borrar o, al menos a volver difusos, los límites entre la experiencia de mirar y el ser mirado.
UN ANCIANO FUMA PASTA CON TANTA ELEGANCIA
Un anciano fuma pasta con tanta elegancia
de su cotona extrae el papelillo con sumo cuidado
y su pipa de madera tallada con motivo azteca.
Fuma una y otra vez
como si en ello se fuera un poco más de su dolor.
Mientras nos dice que ya olvidó de qué estaba enfermo
la lumbre hace ver su rostro más querible.
Nos emociona un poco
esa barba sucia mezclada con la cal
que cae de su pipa temblorosa.
Fuma con tanta delicadeza:
expira y exhala el humo cual medicina
mientras observa los ojos de Xólotl.
ESA LUZ SE HUMEDECE EN SUS PUPILAS
Esa luz se humedece en sus pupilas
y piensa en sus abuelos, aún vivos
en los intersticios de su niñez.
Espera ansiosa al sujeto parecido a Sandro
en su peor momento.
Llegará con un set de papelillos
y alegrará su día con total eficacia.
No ha querido hacer otra cosa
desde que vio a su novio morir
luego de beber accidentalmente
cocaína líquida en una botella de vino
Desde entonces, se ha sumado al club
-según cuenta ella- de sus admiradores muertos.
SOLO RESTA UNA ÚLTIMA PITEADA
Solo resta una última piteada
al compás de los latidos.
Una luz que tiñe el corazón cerca de las tornamesas
de donde aún suena un último hit.
El sabor del sueño interrumpido por las caricias
del tipo gordo que insiste en invadir nuestra mente
con aire a que todo lo que nos diga nos conviene.
Estas cosas están así solo porque la chica traficante
no ha querido que cambien
solo se divierte con el burrero que bebe laxantes por litros
para evacuar los ovoides antes que termine el día.
Nos alegra su ternura que saboreamos con leche y cal.
UNA SENSACIÓN
El anciano de barba, se huele la ropa
las manos, las axilas
siente un olor a traición.
Enciende su pipa hechiza y se sienta
a la entrada de su casa/bodega.
Se levanta y vuelve a olerse
saca un puñal de su bolsillo.
Huele sus piernas
sus pantorrillas
y siente que es intenso
ese aroma que lo perturba.
TODO LO QUE ES NO SE LO DEBE A NADIE
Todo lo que es no se lo debe a nadie
más que al sujeto que pudo guiarlo
con pasión en el negocio del placer.
Hoy se le ve como un chico
que se escapó del SENAME
a punto de ser empalado.
No insista en hacer de su tiempo
una colección de incidentes
que se vuelven tomas descartadas
en la vida del sujeto que lo sigue.
Cuerpos en movimiento
no hacen más que huir de su pasado
Cuerpos que se niegan a recrear lo mejor de sus vidas
en una instantánea.
Las veces que todo se hizo más nítido
antes de ser borrado en sus ojos
solo es un acontecer
algo que sucede a cualquiera
sin que se advierta sino mucho después.
Aquí lo tienen
en todo semejante a cualquiera
que le hecha agua y azúcar al vino.
SUSTANCIA
Esa señora hace que va a un lugar
desde la esquina del pasaje.
Se devuelve tras solo unos pasos.
Una pipa hechiza entre sus dedos
que a menudo mete en su bolsillo.
Hace que busca algo en el suelo
mientras se acomoda el sostén
y de allí saca un papelillo.
Un viejo que la aborda
parecido a Sandro en su peor momento
le compra la sustancia.
Ella que está ahora acurrucada
dice percibir la rotación del planeta.
HABLAS DE LO QUE NO ENTIENDES
Hablas de lo que no entiendes
mucho mejor de lo que sí dominas
en varias voces mesoamericanas.
En el trajinar de sensaciones que acumula
el cuerpo con sus logros
de eyaculaciones que empalman la vida:
secreciones que adjuntas en los mensajes
y reinvenciones que empolvan los ojos.
Solo digitas con estilo las claves
así es –dices- las claves y no tu punto G
es imposible la relación de lo uno con lo otro
tratas de demostrar que sí es posible
y al mismo tiempo nos muestras el culo
por completo depilado.
Volcar todo el cuerpo sobre un hacer
sin desperdiciar nada en el intento
de eso que uno da por descontado
¿De qué se habla aquí? No sé
todo el escenario de tu identidad nos deleita.
Markos Quisbert, nacido en Arica. Escritor, Licenciado en Lenguaje y comunicación. Ha sido beneficiado por la Beca de Creación Literaria del Fondo del Libro y la Lectura de Chile los años 2003, 2007, 2011 y 2016. Ha participado en los festivales de poesía: Poquita Fe: Encuentro de poesía Latinoamericana Actual (Santiago, 2006 y 2008); Encuentro de poesía Colectiva 07 (Arequipa, 2007); Descentralización poética (Santiago, 2008/ Copiapó, 2009/ Iquique ,2009). Predicar en el desierto, presentación antología poética (FILSA, 2013). Congreso de poesía “Chile mira a sus poetas”, organizado por la Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, 2009). Festival de poesía Tea Party (Arica 2012, 2013). Festival de poesía Matute (Iquique, 2017), Panza de oro (Cochabamba, Bolivia 2018). Ha publicado los libros de poemas: Atavíos (Ed. Moda y Pueblo, 2009); Cero Glamour (La liga de la justicia ediciones, 2011) y Polvos rosados (Ed. Aparte 2016).
Imagen de la cabecera: El Fumador de Opio, de Geo Michel (1934).