Dos poemas inéditos de Lucas Garcete

DESIERTO DE LA LUZ

 

A María Aimeé

 

El silencio no existe, lo inventaron los hombres
como la palabra dios para nombrar al universo.
Hay eternidad en las raíces y en los huesos;
el verbo se hizo carne, la carne en sauce o ceniza yace.

El verso nació, estrelló desiertos.
Antes de ser verso fue sangre.
Sangre de la muerte en el cuerpo de la vida.

La vida se basa en hacer tu propio pozo
y colmarlo con el vacío que te sobre.
Como sobra la sombra del agua en el vaso,
como sobro al fantasma que ocupa mi peso.

Y por mirar al cielo caigo en pozos profundos
y por cavar en la noche luciérnagas ofrezco.
La memoria se agrieta en los desiertos de la luz,
es la sed del olvido, su arena ciega a las esfinges.

La arena dentro del ataúd de la noche
se oscurece como la sangre de la luna.
La noche, sangre del tiempo,
el tiempo, cuerpo de la eternidad

CLAUSTROFOBIA DEL FÉRETRO

 

Cae en nuestra sombra la sombra
de una hoja que no pudo ser mariposa.
Sobre la lumbre descongelamos
las palabras que nos servirán
para dialogar con la muerte.
Su fuego lame nuestras rosas acres,
divide nuestras cenizas con su sacro beso.
Es amor morir y vivir su simulacro.
No le temas
a la claustrofobia
del féretro,
ni al feto
de tu eternidad.

 

Del libro inédito Mínimo vital.


Lucas Garcete (Paraguay, 2000). En su infancia emigra a España y adquiere su nacionalidad.  Ha publicado poemas en revistas como Letralia, Diversidad Literaria, y La Poesía Alcanza. Fue finalista en el VIII Premio Internacional de Poesía Jovellanos, El Mejor Poema del Mundo (Ediciones Nobel), y también en el I Premio Poesía Rosa Butler (Ediciones Vivelibro). Lleva a su cargo una galería de fotografías en blanco y negro con más de 10.000 seguidores en Instagram.