Taller de borradores revistaelipsis.cl

A continuación, presentamos una breve muestra poética del primer taller de borradores de revistaelipsis.cl. realizado durante los meses de abril y mayo del 2021. 

Carolina Quijón

Arboledas Centenarias¹

Los meses de pandemia y la proximidad del eclipse
Entregan un tiempo propicio para levantar la mirada,
Todos los días las tonalidades azuladas son distintas,
Tan diversas como las formas que crean las nubes escurridizas
Que presenta cada estación.
De todos los lugares visitados durante mi vida en la Araucanía,
Me ayuda en esta Cuarentena necesaria
El recuerdo de los árboles;
Las extensas avenidas amarillas de Aromos que me acercan a la costa,
Los añosos Cipreses precordilleranos de las praderas
Pobladas por lo corderos de infancia,
Los Alerces altaneros hermosos en las lejanías de los paisajes,
Los Robles apellinándose, intocables en las florestas imperecederas
Las Araucarias milenarias, calmas alzando su  impetuosa estatura.
La tímida belleza de los Arrayanes sonrojando los bosques,
Lengas y Ñirres coloreando cálidamente los otoños,
La firmeza del verde perenne de Avellanos frondosos.
La fragancia exquisita de los cordiales Boldos,
La audacia de Maquis en las faldas montaraces.
Y la sabiduría curativa de Canelos en flor en los campos como en las ciudades.
Mis pensamientos merodean por las urbes del futuro,
No estamos los mismos, mi apellido finalmente se ha perdido,
Sólo espero que los árboles continúen entregando la sombra cargada de vida,
Los frutos que permiten la existencia,
La guarida que entrega calma bajo los mismos astros eclipsando.

¹(Texto seleccionado para ser parte del contenido de la  Cápsula del Tiempo 2020, Pabellón Araucanía)

Ensalada.

Cojo los tomates de la huerta,
                         Los que alguna vez planté
Con la entrepierna sudada.
Elijo los rojo-carnosos
Comparables a los besos de un abril casual
En Rodríguez con Urrutia.
La piel de los tomates
En algún lugar se delata
Como los mismos labios húmedos
Al caer la helada.
El ají debe ser de un amarillo
                                       Frío,
Con los pliegues firmes,
Suavemente olorosos
Como el que busco en el cajón
De la frutería de la esquina,
Mientras el vendedor se distrae
A contraluz de mi blusa.
 Cuando se apaga la luz
 Y los ojos sobre la cama,
                         Comienzan a buscarse
                         Con ese brillo blanquecino   
Debe estar el ajo.
Con la frescura al despertar,
La tierra aún húmeda(mente abierta),
Recomiendo recoger
                         Con fuerza el cilantro.

Algunas niñas comienzan a afeitar sus piernas.

Las muchachas llenan la plaza como palomas,
He visto cómo muestran los calzones
A los viejos que las miran
Cómo acortan el jumper
Y se bajan las calcetas,
Como hacen durar el kojak
Restregándolo en los labios,
También conozco lo que cargan las cándidas mochilas azules,
Cómo sudan entre los muslos
El apuro de un encuentro.
Las devociones de las palomas de pestañas encrespadas
Pierden el aire
En la oscuridad que alcanza el amor
Cuando se entrega
Cerca del río,
Pero siempre regresan
A mostrar los calzones
Y reír hasta que los tilos
Rediman sus hojas.

Yo.

Circulo silente entre tus alrededores
Como forajida amenazo tus moradas
Rodeo recatada tu cerca
Hurgo intensamente entre las hierbas y flores de tu jardín
Guardo en todos mis recovecos
El sereno congelado de estas madrugadas robadas
Que reclamo como mías desde el último beso.
Y la escarcha se estaca en mis manos y pies
Porque rodeo estoica lo provocado.
El resuello de la bestia  arrogante
Se escapa fijando los deseos vedados por el agobio.

Cristóbal Villanueva

A Elizabeth

Para mi Liz. Con todo- absolutamente- todo mi cariño.

Quiere habitar en el mundo tu presencia
que, por Dios,
juro flagela el aire.
Y digo quiere, 
y no el verbo existir del presente;
porque en este fragmento del espacio-tiempo,
no podría caber ninguna otra cosa más 
sino tu propia existencia, 
depositada por tulipanes, 
que comprenden,
que su único motivo en esta vida es ser
el reflejo de la ciega belleza que cargas.
Y digo ciega,
y digo belleza,
dos adjetivos que parecieran contradecirse en la distancia,
pero que, ante la concepción misma de tu ser,
no hacen otra cosa que sino convertirse en la misma carne;
recuerdo de aquella noche,
donde la última y más preciosa de las estrellas
de una constelación lejana y extinta,
te dio a luz,
a imagen y semejanza de sí misma.

Ahí está, el camino errante y de paso suave. Te veo venir y sentir entre mis pieles, así como escalas por mis interiores. Llevas fuego mientras dejas azufre en mis venas; me calas puñales ficticios que desangran ideas destinadas a convertirse en flores y más tipos de belleza.
Continúas intentando ascender, para continuamente caer sin llegar a la meta:  salir del plano de lo oculto y así, transformarse en algo lo más parecido a lo bello.
No entiendes, y yo menos, por qué no logras florecer. De tus raíces nacen insultos y pétalos de ceniza, quienes nos sepultan entre cadáveres preciosamente adornados.
Recogiendo algunas letras -quizás las mías- y uno que otro verso desparramado por las estepas. El sepulturero prepara una condena, la más probable: el ostracismo por parte del mundo de las ideas.

Los poemas que se deberían reescribir están muertos,
Muchas veces tienen características de nonato convaleciente.
Variando sus formas entre supernovas a enanas blancas
Su cuerpo, su lenguaje y la manera en que se desplazan por las páginas, por decir poco, están muertas y viciadas,
Y con cierto desdén me detengo en estas últimas dos palabras: “muertas y viciadas”,
El destino invariable de todo
casi
to
do

Morgana Drakaina

Ora pro nobis

Tal vez era la Virgen María
atravesando la sala con su sotana blanca
yo arañaba la puerta huyendo de ella
me oriné encima del horror

Imagínate el espanto
que corrí de un lado a otro
amenazando con que me iba a electrocutar

La virgen apareció en mi casa
quería llevarme al otro mundo

Creo que mi grito se escuchó a kilómetros
nunca había gritado con tanta fuerza
como si de la intensidad se jugara mi vida

¡Quiero vivir! ¡quiero vivir!
era la traducción de mi grito

Sangre sucia

Yo no puedo negar
que tengo la sangre sucia
y una boca llena de blasfemias
porque blasfemo es el lenguaje
que me ha impuesto el conquistador

No puedo negar que
escupo males al mundo
nada bueno sale de mi
porque tengo la sangre sucia
y este fluido me envenena

A fuerza de violaciones
hablo en español
y con el  filo de la espada
le rezo a una estaca en la pared

Esa cruz de sangre
fue tatuada en mi frente
como se marca el ganado
soy la propiedad del wekufe
todo lo privatiza
todo lo destruye

Mi boca que ya no es mía
vomita en español
negándome la lengua de la tierra
negando mis raíces y mi cosmovisión
satanizando mi cuerpo
criminalizando mi origen

El averno se ha creado en la tierra
Presidiaria soy de este lenguaje

Lengua engrillada

 

Mi lengua quebrada es una lengua que no puede hablar
Mi lengua censurada es una lengua asesinada
hace gárgaras de sangre con el plomo atravesado

Mi carne era tierna hierba, hermana de los animales
brotaba de la Ñuke Mapu, de su cordillera y sus ríos

Desde una tierra lejana
llego el wekufe conquistador
Padre castigador y pendenciero
a punta de espadas y perros
nos engrillaron las lenguas, el cuerpo y el alma
un invento llamado civilización trajo la barbarie
privatizó a nuestra madre y a nosotros sus hijos

“Su Dios es carroña” muerte y agonía

Fuí pisoteada, humillada y lapidada
el frenesí de su delirio se ensañó contra nosotras
Llegó el Inquisidor, coronado por el LOGOS y el falo
declara por Pedro y sus falsos apóstoles
que nuestros cuerpos, vidas y lenguas
son estigmas sin alma
condenados a la pena capital

Nuestro crimen: nacer indio, negro y mujer

Me engrillan y subalternan
a la supremacía blanca y masculina
que de blanca solo tiene el arma,
porque el alma que tanto predican
la tienen podrida y corrompida
de usurpar el derecho a vivir,
esclavizando y penetrando tierras y madres

En nombre de la guerra
Arriban en la Ñuke Mapu                   nos evangelizan
En Nombre de los Nombres, El gran destructor, La muerte
Violan a nuestra Ñuke Mapu, nuestra fe
A pedradas, balazos, cuchillos y fusiles

y caen muertos nuestros cuerpos
en las redes de los vicios
Dopándonos con el látigo del alcohol y las drogas
que desorbitan nuestros pensamientos
para volvernos violentos contra el ad mapu
 
Pero mi autoridad es la Luna,
Kuyen, reina de la noche, epíclesis de la verdad
 
Los enemigos son ellos:
patriarcas violadores criminales
Malditos sean sus falos,
maldita sea su espada
su cruz manchada de sangre inocente
 
Este canto es contra ti, Anatema del wallmapu,
Este canto      grito desgarrado
va hacia ti, enemigo de la paz
 
Que esta lanza, mi defensa, penetre en tu corazón:
                        WEKUFE KANULLU KALLKU
amigo del eufemismo y de la apropiación cultural


Carolina Quijón Sáez (1977) Trabajadora Social, Gestora Cultural y Escritora. Creció con el pensamiento fijo entre los grandes Robles cargados de digüeñes y los más altos Álamos de los cerros de la zona de Carahue: la conexión con la naturaleza y sus profundas y oscuras proyecciones  están presentes en su trabajo, realizado en diversos espacios culturales, desde lo grupal a lo individual. Autora de Tesoros de Montaña (2013), libro sobre Cultura Inmaterial, y Fauna Nativa del Ñielol en Origami (2020), libro de Fábulas Ecológicas para niños y niñas.

Cristóbal Villanueva nace el 6 de septiembre del año 2000 en la ciudad de Temuco, lugar donde aún reside. Estudia pedagogía en Castellano y Comunicación en la Universidad de la Frontera. Adicionalmente trabaja en la creación de su propia revista de arte&literatura: EGOS.

Morgana Drakaina (Viña del Mar, 1995). Poeta y estudiante de Pedagogía en Castellano y Comunicación PUCV. Licenciada en Lingüística y Literatura mención Literatura Hispanoamericana PUCV. Ha publicado poemas en revistas digitales como Revista Kuma y Revista Noktivaga. Participante del primer taller de proyectos escriturales de Revista Elipsis. Actualmente forma parte de una antología de poesía joven próxima a publicar.

Imagen de la cabecera: El taller del carpintero, de Christen Dalsgaard (1855).