Entrevista a Dafne Meezs + muestra poética

¿Por qué dedicarse a la literatura en el presente? ¿Por qué ese medio y no otro?

Por lo mismo que antes o en el futuro, porque los seres humanos necesitamos hacer cosas absurdas, difíciles e innecesarias, si no hay una energía que nos sobra. También para comunicarnos en un nivel estético más bello, para sublimar la realidad prosaica  o más bien la forma prosaica en que nos referimos a la realidad, para acercarse y rozar lo inefable, para desarmar con el lenguaje las rigideces que el mismo lenguaje le impone a las cosas. Cualquier medio se puede usar para eso, pero yo elijo la literatura porque es el código que tenemos más a la mano, que usamos a diario y que tenemos en común.

¿Cómo abordaste la escritura de tu libro inédito? ¿Qué te sucedió primero, qué te sucedió después?

Estos poemas, en principio, no eran un conjunto, sino el resultado de estar escribiendo a través de los años, por eso, quizás, lo que tienen en común son rasgos de la voz y seguramente algunos motivos que se repiten, pero no son textos escritos dirigidamente para formar un libro, a pesar de eso creo que funcionan juntos.

¿Qué libros le regalarías a un escritor de veinte años?

Suponiendo que está empezando a leer, le regalaría clásicos, libros que le mostraran  hasta dónde ha llegado la literatura y no le empequeñezcan el horizonte hasta lo que esté solo actualmente pasando en literatura, se me ocurre, la Divina Comedia, Dostoievsky, Vallejo, Rimbaud, Walt Whitman, Allen Ginsberg, los que desbordan, porque creo que eso coincide con el entusiasmo de empezar, también le aconsejaría que su lectura fuera variada, y así fuera buscando afinidades, caminos, ya que de todo lo que se ha escrito nunca va poder ver el bosque completo, pero además no solo literatura porque creo que la literatura se debe nutrir de todos los ámbitos de la cultura, si no, gira en sí misma y se ahoga o es una lata.

¿Qué errores, o lugares comunes, te provocan dejar la lectura de un libro?

En narrativa, que los personajes no tengan profundidad y que el narrador hable como en telegramas. En poesía, que no haya nada personal, que no parezca, al menos, que para el autor  era necesario decir lo que dijo, demasiada perfección en desmedro de la emoción, lo fingido, aunque esto no podría argumentar de qué manera se puede percibir en el poema; la poesía donde resuena el concepto de moda, la palabra de moda, la actitud del hablante de moda como si se intentara cumplir con lo que la moda pide y el lector consumidor espera o el jurado del concurso.

¿Cuáles son los dos últimos libros que has leído?

Estoy con varios, pero de los que he terminado y van a quedar algo en mi memoria, en poesía La belleza del marido y Red Doc de Anne Carson, y en narrativa Pedro Páramo  y una antología de María Luisa Bombal en donde se encuentra La amortajada, estos dos últimos coincidentemente forman parte de un mismo universo o un mismo paisaje, o son aguas que van a dar a un mismo río, que es el tema de la muerte viva, o de vivir la muerte, traspasar el umbral de la muerte física y seguir el viaje, ese mundo del otro lado, la naturaleza de ese otro lado.

¿Qué te gusta y qué te repele de los escritores de tu época?

Lo que me gusta o me llama la atención cuando leo son cosas particulares de cada escritor, entonces no sé qué haya en común entre ellos.

No me gusta una especie de desafección que me parece un poco cobarde, una actitud que pareciera buscar no equivocarse, no excederse, que se escriba no como forma de ser en la vida sino como proyecto profesional de vida.

Muestra poética

Despierto

 

Despierto endeble y vaga
distingo lentamente árboles de pájaros
la escala de la lejanía en los tonos de los cerros
algunos cuerpos
que se materializan, o quizás solo se acercan.
Destorcida y laxa
en la mañana áspera de Temuco,
la parte ficticia del paisaje.

Pensar en salir y sumergirse

 

Necesito un bosque para ocultar mi casa, un río en que se hunda y vegetación tapando las [ventanas.
Necesito frío para que el corazón se me contraiga
y vacío para este quehacer de estar, mirar, andar gateando, buscar el fresco en el piso,
pensar en salir y sumergirse.
Eso es todo, la vigilia, el sueño, el desasosiego como status quo, alguna forma de [respiración.

Adentro es más lejos cada vez

 

Podría estar un año más en esta pieza
pero todo juego es con tiempo
o todo es jugar con él.
He trabajado duro
no he abierto la mano
para que no se me caiga esta herida
hasta que encuentre la carne de quien es.
He estado buscando acá adentro
pero adentro es más lejos cada vez.

Aquí no había tiempo
hasta que dije yo y se gestó un afán
de densidad distinta al humo o la humedad.
Una carne levísima se fue tejiendo, lívida, blanca al tacto
empezó a palparse en el trabajo flojo de buscar volúmenes sin ver
o ir contando con los dedos
y resultó este humor
este pudor de ser.


Afuera hay un griterío enorme
pájaros que bajan del cerro.
Buscando la belleza en esta pieza oscura
doy refugio a uno mientras su hueso suelda
en este limbo
en que quiero ser su dios
y no soy sino su terror pánico,
donde camino con una pequeña radio
donde escribo o me doy vueltas
haciendo gestos que expanden el tiempo alrededor del acto.

Dios, ¿por qué torturo a este animal?
Necesito un alivio a esta neurosis de pensar
que adentro soy más grande
que encierro un ser más libre
quizás baste con que abra la mano
y recoja este pájaro que se muere
como quien encuentra su corazón y se lo pone.

De espaldas sobre el cansancio
estaría un año más en esta pieza
pero es ella quien empieza a deshacerse de mí.

Hace poco se podía ver a través de mi herida
hoy me saqué el apósito
ya no tenía debajo materia verde ni aterciopelada costra
no logré saber si lo último antes de la muerte era el dolor o el alivio
pero sí que la convalecencia se siente mejor que la salud.

El aire de la pieza es poco, el sitio de la cama arduo, respiro en una bolsa violeta
amnios que me separa de un mundo que me separará de otro.
No estoy negando esta mañana
no voy a usar el tiempo para describir la oscuridad que persiste en el techo blanco.

Voy a olvidar los sabores, los colores, los olores.
¿Qué será de estos poemas mientras tanto?
No tendrán la deferencia de hacer silencio
pero mi canción aquí
se está cantando más lenta de lo que es
y las colonias que hacen patria en esta pieza
manejan un lenguaje
más eficiente que este en simplificar
me van a hacer desaparecer.

Voy a dejar esta cabeza montada en su atlas
ella piensa que todos sus huesos son sacros y los adora.
Con su lado de la cara que se ríe solo
se quedará mirando un circo blanco y detenido
del otro me tragaré su ojo lleno de visiones.
No la despierten si grita
y una promiscuidad de notas sale
de sus sueños eróticos infantiles.

Voy a dejar aquí la cabeza que me preguntaba qué hay en ella
y no supe decirle mi nombre sino
una caja redonda hecha de huesos planos, una dura madre,
agua, una corteza rugosa, una gelatina rosa,
mientras ella veía
una memoria llenándose de agujeros de gusano, flashback infinitos,
feroces dejavú, un alzheimer arrasador, un desaparecer y ser ubicua.
Y en ella la boca
que me preguntaba qué contiene
y yo respondía
haces de nervios lábiles, músculos orbiculares, risorios y depresores del ángulo
mucosas suaves, amilasas salivales, cuerpos extraños, cosas que pasan
una carnecita roja muy irrigada
tratando de dar con lo exacto
de decir lo que sé del organismo
mientras ella pensaba
en un fenómeno incendiario que no se consume
un yepo de palabras mordiéndose las desinencias
echando a rodar tropos por el suelo como viruta de metales
o ágatas que quedan atrapadas en el cemento
armando este desorden indescifrable
de papeles con mi letra impidiéndome el camino a la puerta
papeles, como si fuera vida pensar.
Es lunes, ¿por qué tan blandamente torturo a este animal?

En fin, corazón de vidrio, voy a tomarte y envolverte en papel de diario
voy a saltar del corazón al mundo
de este tálamo al neocórtex
voy a resbalar hacia arriba
con una fotocopia en el bolsillo de mis órganos vitales
para anotar todo en el reverso.
Aquí no había tiempo
hasta que dije yo y ese yo no era algo mío
empecé a buscar adentro
alguien fríe en la cocina
alguien deja sus zapatos a los pies de mi cama
alguien se lava con mi cepillo
alguien de mi mano alimenta a un pájaro
entonces le dije ya está bueno
porque yo soy el camino
y sé que no estoy aquí.
Temo perder el miedo
¿pero si estas ganas no son yo,
por qué habría de ser lo que busco?
En mi ley, en mi lar
pegué la sien al vidrio
afuera era fresco.

Cada uno

 

Cada uno es un intervalo en el pasillo,
una marca de uñas en el pasamanos,
una herramienta que dejó una mella,
un golpe contra el vidrio de algo que no vimos,
un hacha que se encumbra y declina en la leñera,
una llave que se prueba en cada cerradura,
un plato que se vacía frente a un hambre,
el sonido de una loza que se salta.
Cada uno es un golpe contra el vidrio en pleno vuelo,
una mancha en el suelo del campo de batalla,
una llave que se prueba hasta que a alguien sobresalta,
un plato lleno de hambre que espera a un hombre,
una dentellada en la bruma del patio,
la saltadura en el borde de la taza,
el sonido de un reloj que hace tiempo
camina solo por delante.

Cómo acabar la leva

 

Me saqué el pan de la boca
para alimentar a mi perra
y ella
guardiana de mi casa
aulló en las noches por mi.

Alguien me dijo como acabar la leva
pero yo aullé por ella.

Nuestro cuerpo a medias
no sabe si es amor o temor
o qué tienen que ver con el hambre
estas ganas de morder.

Cría

 

Esta latitud,
esta costa, este país,
esta región,
este verdor, esta ciudad, esta erosión
esta avenida, estas vidrieras, este torcer,
ultraestación, un pasaje, ripio,
este rincón,
este portón, esta casa, este estar,
esta pieza,
este frío, este humo, esta humedad.
Una ventana, una cama, un recorte de luz,
En ella un hambre, un fervor, un animal,
un pequeño ángel, un feroz
fenómeno de quemar
oxígeno, diría, respirar.

Era el molde con que la cortaron

 

Era el molde con que la cortaron
el hilván, el entramado, su patrón
era la forma de sus faltas, su tendencia
era su médula, su sabor, su desgracia, su ser, su ser dios, no suceder, su interruptor
era pasarle por encima un aluvión, un cataclismo y después
una lluvia fresca en la cara, una caricia
era ponerse al revés, era su enfermedad, su color, su dirección
era pastar, su vida vaso vagal y ver levantarse el sol
era su ventanal y estar sentada al otro lado sin poder tocar a su animal.

No mires como me saco el corazón cuando me acuesto

 

No mires como me saco el corazón cuando me acuesto
y lo guardo en el cajón antes de apagar la lámpara,
luego puedes detener la vista en la penumbra
en los lugares donde la belleza, que indefectiblemente fracasa, inventa una nueva forma,
pero no mires cuando me levante
como tomo el corazón y me lo meto en el bolsillo
junto con las monedas que caen al suelo con la ropa.

Yo soy tu madre

 

Yo soy tu madre
la que tose mientras te prepara el desayuno
la que limpió una mancha de tu cara con saliva
la que en tu cumpleaños recuerda, a veces
la vez que se acostó con tu padre
la que te impuso el regalo de la fraternidad.
Soy el cuerpo del que te estás limpiando todavía
la que más ama tu cara y tu risa
y que está más de tu parte que tú misma.
Yo soy tu madre
¿me perdonas?

Muda, absorta y de rodillas

 

Mira mi tamaño, mi natural, este esperar bordando sábanas con espadas, yo, hecha de hoyos, de pulpa mucre, de primaveras cuajadas de pichones destrozados, crees tú que pude haber sido tu adoratriz, Eco absorta en la espalda de Narciso, crees tú que con todos mis caballos de estepa libres estaré cuidándolos por las tardes con actitud sentimental romántica, porque algo me pueda, algo me pase con tu voz, con tus ojos oblicuos, felina deidad antropomorfa, con tu torso flexible y tus costillas delicadas, tu piel suave y su absoluto volátil, la temperatura de tu nuca y adentro lo mamífero deseando, tu voz total cuando se arrastra por la cabecera en esa forma de llamarme, esa forma nueva, animalito pelirrojo, cría mía de lujo en los jardines de mi viejo, vasto imperio.