José Saramago y Chile (por Ricardo Olave Montecinos)

 

José Saramago y Chile: retazos de la biografía del escritor portugués

 

 

En el año del centenario del único escritor en lengua portuguesa ganador del Nobel, los homenajes de su tierra no se han hecho esperar. A pesar de que ha pasado más de una década desde que José Saramago dejó este mundo, sus palabras aún resuenan en aquellos que buscan en su literatura una forma de combatir el mundo que vivimos.

Si estuviese aquí con nosotros, estaría observando desde su casa en Lanzarote, buscando el norte para encontrar a su patria. Estaría preocupado por los eventos bélicos que asustan al continente con repetir los errores del pasado, las altas temperaturas por todo Portugal, que alcanzan hasta los 40° grados en algunas zonas, provocando incendios forestales que destruirían los pueblos que visitó, llevando sus ideas a cada rincón luso. Problemas que afectan a los hombres y mujeres que damos vida a este planeta.

En la biblioteca pública de Coímbra, una trabajadora me contó que el cariño que siente el pueblo portugués por Saramago era inmenso, tanto así que se decía que en cada casa del país había un libro suyo, junto con su firma estampada. Así lo comprobé cuando en una república universitaria, los moradores mostraron una carta firmada en 1968, cuando pasó la noche en dicho lugar. Saramago siempre tuvo tiempo para escuchar al otro, para conocerlo en su dimensión. Lo hizo en Portugal, así como en todos los lugares a los que viajó.

Pasó por los cinco continentes, incluso por Chile en la década de los 90’s y principios de 2000. Saramago, militante comunista, sintió el dolor de la fractura nacional por el golpe de Estado. Desde el otro lado, seguía de cerca los caminos del gobierno de Salvador Allende, incluso dimensionando su figura tras el plan orquestado desde Estados Unidos. Hasta se relacionó con nuestros escritores y poetas.

Estas palabras son parte de las conclusiones que uno puede sacar al leer “Saramago, os seus nomes. Um álbum biográfico” (Porto Editora y la Fundación José Saramago, 2022), texto que a 100 años de su nacimiento repasa los lugares, personajes y hechos más importantes de la vida del escritor.

Aquí, la traducción de algunos momentos en los que la pluma de Saramago reflejaron las observaciones que realizó de esta tierra sudamericana; ideas que conectan muy bien con el proceso político que se vive actualmente.

 

 

«Carta abierta a la CIA» Diário de Lisboa, 25 de julio de 1974.

He visto que Su Excelencia (Richard Nixon) es muy hábil en conspiraciones, intrigas y golpes de estado. Lo he visto de lejos y no dejaría de conocerlo de cerca. Me basta con haber leído lo que Su Excelencia ha hecho en Chile, la matanza que ha habido y hay allí, para ver cada día los gobiernos que la promueven y apoyan.

 

Cadernos de Lanzarote. 11 de septiembre de 1993.

Mañana volvemos a Lisboa. Llueve en Santiago. Hace veinte años «llovió» en Santiago de Chile.

 

Cadernos de Lanzarote. 6 de octubre de 1994.

El hotel está frente al Palacio de la Moneda. Ya no había tanques disparando, los aviones militares chilenos hicieron su trabajo sucio precisamente hace veintiún años. Miro a los jóvenes que pasan por la calle, me pregunto «¿Qué pensarán de lo que ha pasado aquí?».

 

Cadernos de Lanzarote. El 7 de octubre de 1994.

En la mesa redonda final (la sala estaba llena porque era la sesión de clausura), en la que también fui llamado a participar, logré encontrar una forma, aunque un poco al pelo, de hacer referencia a la Carta Abierta a Salvador Allende que publiqué en Diario de Noticias en el «caluroso verano» de 1975… No creo que me hiciera ninguna ilusión la repentina tensión que se creó en la sala, una tensión, por cierto, en la que creí notar tanto una onda positiva como una negativa. O estoy muy equivocado, o Salvador Allende se niega a ser enterrado.

 

Mónica Echeverría: «Saramago en Chile», 2003.

La primera visita de José Saramago fue al Parque de la Paz de Villa Grimaldi, donde fue aclamado por miles de personas. Fue recibido por Rubí Maldonado, quien le explicó cómo ese hermoso lugar, con una bella casa llena de estatuas y una piscina, había sido expropiado y transformado por la DINA en una cárcel, un lugar de tortura y exterminio, y antes de devolverlo, decidieron incendiar todo para que no quedara ningún rastro. Gonzalo Rojas, Premio Nacional de Literatura, habló en nombre de los escritores, y a continuación se escuchó el testimonio de la sobreviviente Gladys Díaz y la lectura por parte de Malucha Pinto de un cuento dedicado a la detenida desaparecida María Paz Concha.

José Saramago fue presentado por Norma Matus, madre de Mauro, un recluta de 18 años que, por tratar bien a los prisioneros, fue colgado de un árbol y asesinado a hachazos. Saramago, profundamente emocionado, fue breve, pero su presencia y su aliento fueron el broche final de una ceremonia por la memoria y los derechos humanos.

 

Carta Gladys Marín, 20 de octubre de 1998.

La noticia de la detención de Pinochet nos alegra a todos y nos anima a pensar que la justicia histórica ha comenzado en nuestro presente. No alivia el dolor que Pinochet causó en tantas vidas, en la tuya en particular, pero es un estímulo para seguir adelante a pesar de las dificultades que tanto ayer como mañana -y hoy- surgen en torno a quienes siguen soñando y trabajando para que la dignidad sea la norma de vida. Todos, empezando por los chilenos de buena voluntad, nos merecemos esta noticia. Todos merecemos el derecho a la esperanza.


Ricardo Olave Montecinos nació en Temuco en 1997. Periodista de la Universidad de La Frontera (UFRO). Ha trabajado en medios como Culto en La Tercera, LaRata.cl o El Austral de La Araucanía. Publicó Enclaustro (Tortuga Samurái, 2022), su primer poemario. Uno de los poemas es parte del libro Poesía en Tiempos de Crisis, organizado por la Ufro, junto con ser parte de la selección de cuentos de la edición 2021 de Araucanía en 100 palabras. Actualmente reside en Portugal. 

Imagen de la cabecera: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:1999-Saramago_a_Siena.jpg