Presentación de «Luz de estrellas muertas» de Claudia Jara (por Dafne Meezs)

Lux Aeterna o Todas las estrellas son fugaces

luz estrellas

Luz de estrellas muertas
Claudia Jara Bruzzone
Editorial Bogavantes
Temuco, 2022
78 páginas.

En primer lugar, quiero decir que me gusta esta conjunción de elementos: poesía, Temuco, mujeres, 2022.

Empiezo así para hablar de estas constelaciones, de esta conjunción de elementos que se agrupan según esta perspectiva de lugar y tiempo.

No presento este texto a través de un análisis, sino como una lectura personal y como invitación a su lectura.

Los textos de este poemario están motivados por la fascinación que nos provocan las metonímicamente llamadas estrellas de cine. Este libro se estructura impecablemente en tres capítulos o apartados, mediante nomenclatura cinematográfica, para referirse al punto de vista desde el cual se perfilan sus figuras. Esta fascinación es el eros mismo: el eros es espuma (así dice el mito), es el vacío inflamado. Es vano, es vanidad, vanitas transmutándose, volviéndose algo que efervece espacioso, brillante, inevitablemente cautivador.

Lo impecable atraviesa y estructura el texto, desde el uso conceptual del lenguaje, pasando por el ritmo, las imágenes, y las figuras de forma y pensamiento, a partir de signos tales como: Cristo, rosarios, filisteos, crucifixión, idolatría, los que, junto a la musicalidad de la versificación y el recurso de las repeticiones, parecieran ser una liturgia, un réquiem amoroso y triste para la mujer de cuyo cuerpo se alimenta el lobo del hombre, cuerpo en que la belleza es esculpida por la falta, por la violencia en toda su gama.

El cine es fundamental en la transformación del siglo XX, en lo que Guy Debord llamó la sociedad del espectáculo, donde el show no está en los escenarios ni en las pantallas, sino en el cuerpo mismo, y la misión del poeta, casi como la del paparazzi, es ver qué tan fundida está la máscara con la carne, o con el maquillaje o el tallaje, como vemos en el poema de Grace, donde la cara es como una cárcel. Estas figuras funcionan casi como un Pessoa: Grace finge que es princesa, Linda finge que es violencia el sexo en el porno, o Eddie finge que, en el arte, es decadencia la decadencia.

Este poemario mira más allá de la mirada aséptica de la cámara. Por el rabillo del ojo. Es decir, con la mirada directa de la poesía, desentrañando la esencia misma de la materia humana en la construcción de la imagen-mercancía, como quien ve en los resquicios de las grandes construcciones el sudor y el dolor de los cuerpos que las erigieron. No es la visión de un lente frío sino el ojo de lo femenino sobre lo femenino, a la manera de la poesía, cuya tarea no es “hablar sobre”, sino poner ahí la cosa, ser ella misma el fenómeno. Así sucede que la pulcra belleza de Audrey, está en la –también– pulcra belleza del poema, la rabia de Valeria está en el poema de Valeria, y detrás del gesto del cuerpo deseado, está el deseo feroz de ser amada, de haber sido amada, perpetuándose.

¿Cómo leemos este álbum, esta cartografía celeste de Hollywood, imitación del firmamento? De dos formas: empatizando con la pasión crística-femenina de sus figuras, y también dejándonos deslumbrar con estos puntos luminosos que nos alivian del horror vacui, haciendo como que es fascinación la fascinación que en verdad nos provocan.


Dafne Meezs, (Temuco, 1979). Es profesora de Lenguaje y Comunicación. Ha publicado en la antología Sur Fugitivo, poetas jóvenes de la IX y X regiones, y Riesgo País, recopilación de poetas participantes en el encuentro del mismo nombre realizado en Valdivia en 2008. Su obra se conoce principalmente por publicaciones en revistas, recitales de poesía y en encuentros presenciales y virtuales.