MI PAÍS
Alameda de las Delicias/ Estación República/ Salida Norte.
Frente a los antes pasajeros
a los ora dispuestos a
aparece
avanza
un suelto de cuerpo
un mondo de cuesco
un rojo que no palpa el ojo:
dos pies calzan dos sandalias ajadas.
Una cabeza mustia viste encapuchada.
¿Qué más?:
Una bandera chilena
mugrienta ajena
cuelga
no desde un asta erguida
sino
desde una bella nuca cochina.
Vean:
nos encontramos frente a un objeto encontrado
a un hombre en jirón tricolor enfundado
que
con los dedos miserables de una mano
hace la delicia acaricia
sus propios piececitos de niño agrandado
impávidos y azulados.
Mírenlo ahora, ¡ay!:
es un rostro ensartado en la capucha
donde asoma se ve
un bigote tieso
dos ojos
un ladrido preso.
¿Mendigo?:
sí Sras. y Sres.
un mendigo.
Hombre-bandera pasea su cuerpo con intención denotativa.
Va y viene como cualquier Hombre-sándwich por la avenida.
Carta abierta.
Bandera tuerta.
Peatón y Multitud.
Hombre-bandera camina.
Por delante
este pechito es mío vestido de patriota
y por detrás
cubre su espalda con azul/ con rojo/ con estrella nevada
y
guarro asumido
limosnea algo
porque nada hay que destruya
el lleno de su sueño engastado.
Un momento.
Otra imagen se superpone a esta por un instante:
es la de un Hombre-carretón que camina
que desplaza esfuerzos y piltrafas en pilas.
Pasa
y al pasar
oculta a Hombre-bandera que
como duende
pasó por aquende.
Hombre-carretón acopia botellas y diarios obsoletos.
Basura
pienso
de esa con la cual nos solazamos y dotamos a la República.
Hombre-carretón no recicla.
Hombre-carretón come pan encontrado en la vía.
Hombre-carretón lleva para siempre su PIME a cuestas.
Hombre-carretón es un Emprendedor y no molesta.
Por un momento
olvido a Hombre-bandera
que aún y todavía
patea
avanza
alardea
en un preciso encuadre de mi ojo.
Sí
con esa marca de Caín que le entrega lo andado
no cesa/ continúa/ transita su deambulo en busca de…
tras los extraños rostros del famoso septiembre.
Post Data:
Han acabado las dudosas celebraciones del Bicentenario.
La bandera que izó la República durante esa jornada
muy cerca de la Plaza de la Ciudadanía
es ahora el símbolo más puro Chile azulado del festejo
incluso cuando a su lado y en el tiempo muy lejos
el presidente repetido y canchero
nos ubicó como un pabellón pequeñito
en el corazón de la bandera de Trompito.
¿Dónde se ha cortado la tela y cosido la estrella?:
adivine Ud. buen adivinador:
made in CHINA
escrito y clarito
en la punta inferior.
Sus días de materia están contados.
Eso lo sabe todo vivo y todo finado.
Indiferente a este dato irrefutable
la Bicentenaria se contornea/ baila/ zapatea
con pañuelo heroico y recién planchado
con farsa y chorreo engreído acumulado
frente/ justo frente al Palacio reconstruido de la Moneda.
Son cuatrocientos ochenta y seis los metros de esta tela
y sí/ festonea
a todo trapo y sin pudicia
su turgente gloria patria
con empanada y malicia.
Estación República
dista sólo dos paradas de Estación Moneda.
Hombre-bandera camina con su realidad a cuestas
y no se detiene a mirar.
En unos pocos minutos
su cuerpo vestido de país henchido y nunca vencido
hará su estreno frente al Palacio.
Entra en escena con su jirón y su carga.
Todos ven.
Nadie aplaude.
Atención:
Hombre–bandera es ciertamente un Perdedor.
Entonces
aunados por el ritmo de la calle
bajan a media asta sus párpados de nieve
para que no se escape/ no vuele
la mentada alegría que ya …. ya viene.
Hombre-bandera
detiene sus pasos frente al pabellón nacional.
Levanta sus ojos y pierde el foco.
La bandera
que coqueta se menea en la pértiga
es criatura limpia y animosa
energía alma maravillosa.
Es
pongan mucha atención
una instalación de miren y no me toquen.
No tiene dueño con nombre propio
excepto
quizás
un sentimiento infiltrado ¿cuándo?
no sé
nadie sabe que somos un pueblo admirable
por cierto y sin duda
inigualable.
Si alguien hay que no está de acuerdo
que tire una piedra
que levante una mano
que piense y diga
mierda
mierda.
Que si el hilo se corta por lo más fino
palos hay de ciego en todas partes
y sí querida audiencia
están a la venta/ a precio módico y en oferta.
Palos por si bogan y palos por si no.
Ahora
se teje a fuego lento un murmullo grueso.
La Plaza de la Ciudadanía está que hierve.
Las costras/ los sueños/ los hilos
y también
el traje soñado que es ausencia
es ahora y siempre
sin lugar a dudas
un espectro que levita
y
enciende la dinamita.
Verónica Zondek, Santiago-Valdivia
(sept. 2010 – nov. 2022)
Imagen de la cabecera: https://www.plataformaurbana.cl/archive/2014/08/19/world-photo-day-santiago-hace-100-anos/panoramica-de-la-alameda-de-las-delicias-de-santiago-en-1929-alb0black-2/